
La demencia supone un declive de las
funciones superiores, es decir, de lo que nos permite aprender dentro de la
normalidad, no obstante, sigue habiendo emociones y necesidad de contacto con
las personas queridas, estemos donde estemos, y si nuestro organismo mantiene
la necesidad de supervivencia, nuestro cerebro se aferra a los acontecimientos
del pasado y construye su existencia en base a los recuerdos que permanecen,
aunque con la evolución de la enfermedad también se diluyen y pensamos que “desaparecen”.
Familiares de personas con demencia, y
los profesionales que estamos en contacto con ellos, también necesitamos
aprender. El familiar para llevar mejor la convivencia y adaptarse a los
cambios que se van produciendo en la persona demente, y los profesionales para
intentar sacarles el mayor partido posible y enlentecer la evolución hacia la
degeneración.
Si familiares y profesionales actuásemos
de común acuerdo ¿Cuánto más no se podría hacer? ¿Cuánto podemos aportar los
profesionales y cuánto los familiares?
Ni familiares ni profesionales podemos
detener ese deterioro, pero podemos aprender más en común, que no cada uno por
nuestro lado, y por supuesto esto ayudaría también a la persona con demencia y
a la convivencia con ella.
Muchas actividades se organizan desde
esta Asociación para fomentar el aprendizaje tanto en cursos y talleres como en
terapias para familiares, y en relación a todos los que podríamos ser, muy
pocos los que vienen ¿Será que ya lo saben todo? Nosotros seguimos asistiendo a
cursos, aprendiendo, y todavía tenemos la esperanza de que algún día, realmente
no seamos necesarios para nadie, que hayamos podido aprender lo suficiente como
para poder tratar esta enfermedad sin que afecte a tantas personas.
Ángeles Ferrándiz
Directora
AFA Villena